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Urbanización en La Huasteca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Antonio Hernández

 

Recién concluyó la recepción de opiniones para la consulta pública del Programa Municipal de Desarrollo Urbano de Santa Catarina, en Nuevo León. El tema es relevante, porque en el mismo se plantean mecanismos para regular el crecimiento que se ha dado en ese municipio, particularmente en la zona conocida como La Huasteca, dentro del Parque Nacional Cumbres de Monterrey.

Dentro de la amplitud del Programa, hay dos aspectos importantes. Uno corresponde a las densidades de construcción definidas para las zonas campestres (es decir, La Huasteca), con valores de una construcción por cada 2,000 metros cuadrados (o sea, cinco por hectárea). El otro aspecto se trata de las zonas urbanizables, con un amplio territorio a lo largo de la autopista Monterrey-Saltillo, que el ayuntamiento propone sea destinado para el crecimiento de la ciudad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Evaluar la propuesta de una construcción en 2,000 metros debe realizarse bajo la óptica de lo ya existente en términos de asentamientos humanos. Actualmente, definiendo de manera artificial un área que comprenda desde la entrada a la Huasteca hasta la cortina rompepicos, podemos establecer que la zona mide más de 800 hectáreas. Dentro de ese espacio, los asentamientos humanos existentes suman más de 500 (más del 50% urbanizado). Considerando esas cifras, permitir que se autoricen construcciones bajo las densidades ya referidas, eventualmente podría elevar el porcentaje de urbanización en La Huasteca a niveles de 70% o más. Esto no es deseable, si consideramos que el criterio de utilidad pública necesario, es aquel que permita que la zona conserve su vocación de espacio protegido.

 

Hay un territorio ubicado entre el límite sur del Parque Nacional Cumbres de Monterrey (PNCM) y la autopista Monterrey- Saltillo, que fue asignado como espacio urbanizable. Esta área presenta condiciones naturales parecidas a las de la referida área natural protegida, con la diferencia de que no tiene estatus formal de conservación para sus ecosistemas. Lo ideal sería que como zona de influencia del Parque, se destinará para zona de preservación (utilizando la nomenclatura del desarrollo urbano), y así garantizar que los servicios ambientales del PNCM no sea vean afectados por la eventual urbanización de la franja referida, en particular aquellos relacionados con la mitigación de los impactos a la población por lluvias intensas, huracanes o tormentas tropicales. Considerando la experiencia de años en Monterrey, en la cual una mayoría de cauces han sido cubiertos de cemento, invadidos por construcciones, y deforestadas sus riberas, es importantes que esas acciones no sean implementadas en la zona mencionada (vía la prohibición de la urbanización de cauces), previendo de este modo en los próximos años la inundación de la población santacatarinense que reside cercana a la autopista y sus montañas adyacentes.

 

Hay que estar al tanto de la conclusión del proceso de consulta, para conocer como toma en cuenta el ayuntamiento de Santa Catarina las opiniones que incluyen estas consideraciones, remitidas por personas interesadas en el tema. De atenderse las mismas, se habrá dado una modificación favorable en la integración del Programa Municipal.

 

Los autos del parlamento

 

El Congreso de Nuevo León hizo ya público su proyecto para construir un estacionamiento que dará cabida a 68 vehículos, en parque arbolado aledaño al edificio de esa legislatura. Una obra así se vuelve cuestionable, si tomamos en cuenta que se trata de sustituir un área verde por un espacio destinado para el automóvil.

Lo criticable se acentúa si recordamos que en días recientes hicieron un exhorto a los municipios de la zona conurbada a Monterrey, para evitar realizar actividades de uso de las calles que contemplan el ciclismo, caminata o actividades deportivas, por afectar el paso de los carros, y así evitar afectar la vialidad de la ciudad. Los autos primero, dicen en el Congreso.

 

Se les olvidaron rápido los días cuando exhortaron a directivos del Parque Fundidora evitar construir un estacionamiento dentro de otra zona arbolada de ese espacio más privado que público (a pesar de su origen en una expropiación).

 

Hay que informarles que su proyecto nomás no queda. Tiene cero, tache, sin derecho a examen. Que se gasten esos millones en algo que si sea de utilidad pública, y no en estacionamiento para sus coches.

 

 

 

 

 

 

 

 

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